Sobre la educación diferenciada por sexos y su financiación con dinero público
El pasado viernes 20 de abril de 2018, se hizo pública la sentencia del Tribunal Constitucional que avala la legalidad de los centros que tienen establecida la educación diferenciada por sexos y su financiación con dinero público.
Desde Convives, asociación de personas que trabajamos para el desarrollo de la convivencia positiva en los centros educativos, no puede más que mostrar nuestra sorpresa y nuestro disenso más enérgico, lo cual hemos concretado en el siguiente manifiesto.
LA
EDUCACIÓN DIFERENCIADA O “LAS VENTAJAS DE REGRESAR AL PASADO”.
Asistimos
incrédulos al reciente fallo del tribunal Constitucional que, con el apoyo de
la mayoría conservadora existente en el mismo, establece la legitimidad de que
se asuma con dinero público la financiación de los centros docentes que tienen
establecida la educación diferenciada entre alumnos y alumnas. Además, aunque
de esto se ha hablado menos, el fallo avala también el peso de la religión en
la nota media o los distintos itinerarios dentro de la educación obligatoria.
Manifestamos
nuestra indignación ante dicha resolución, ya que nos parece que:
- Significa
una malísima noticia para el sistema educativo, al constituir un aval para
los principios que alumbraban la LOMCE, indudablemente la ley más
contestada por la población española, ley que cuenta con el compromiso
firme de derogación por parte de todos los partidos políticos, y que
parece cuestionada actualmente hasta por los más conservadores. Entendemos
que esta sentencia es la última expresión de los sectores más
reaccionarios, sectores que se niegan a aceptar la realidad de una
sociedad española heterogénea, igualitaria y plural.
- Y es que la Constitución no solo reconoce
la libertad de elegir. El artículo 27, refiriéndose a la educación, dice
que debe tener como objetivo “el pleno desarrollo de la personalidad en el
respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y
libertades fundamentales”. Creemos que la democracia no puede abandonar el
sistema educativo a la lógica del mercado o a lo que las familias u otras
asociaciones quieran, pues tiene como obligación la defensa de la
inclusión, la pluralidad y la tolerancia, que se ven con esta medida
socavados.
- Constituye
un regreso al pasado. A una España en blanco y negro que creíamos
olvidada. Y es que el acceso de las mujeres a la educación en nuestro país
en igualdad de condiciones que los varones, se consiguió con la escuela
mixta. La escuela segregada diferenciaba el tipo de educación que recibían
niños y niñas al entender que ambos estaban destinados a ocupar posiciones
y funciones diferentes en la sociedad. La escuela mixta supuso un primer
paso en la superación del grave problema del retraso y la desigualdad de
las niñas y mujeres en la educación en nuestro país.
Y aún queda mucho por hacer: Las
diferencias salariales, la conciliación familiar, las tremendas cifras sobre la
violencia de género..
- Nos
parece que debajo de los argumentos que apoyan la educación segregada y
segregadora subyace una ideología que es apoyada por determinados sectores
de la iglesia católica, ya que son los colegios del Opus Dei y
Guerrilleros de Cristo Rey (aunque no los únicos), los que mantienen en
sus idearios la posición de que hombres y mujeres han de educarse
separados porque están destinados a tener un distinto papel que desempeñar
en la sociedad.
- Denunciamos
también la hipocresía que se percibe en el discurso de éstos centros, y con
lo que tratan de crear confusión en las familias. En general, todos los
representantes de estos centros suelen declarar su creencia en la igualdad.
Los avances sociales en nuestro país,
en este terreno, han conseguido que, al menos en el aspecto del discurso, nadie
se declare públicamente partidario de la desigualdad de los sexos. Ahora bien,
si esta creencia fuera realmente asumida no tendría sentido una educación diferenciada.
Encontramos elementos -además del mismo hecho de la separación de chicos y
chicas, ya sea por centro, ya sea por aula o edificio- que nos dan pruebas de
que su discurso de igualdad es mera apariencia, obligados por el peso de una
mayoría social que defiende la igualdad, y de una legislación que prohíbe explícitamente
esa desigualdad entre los sexos
- Denunciamos que los pretendidos argumentos “técnicos” que
sostienen éstos centros para avalar la educación diferenciada (mejor
rendimiento académico, menor incidencia de conflictos, etc…) carecen de
base científica y de estudios serios, y no son más que una burda tapadera
para disimular la realidad, y es que en general, estamos
hablando de centros clasistas, a los que se dirigen los hijos o hijas de
las familias con más recursos económicos. No existen en éstos centros,
salvo casos puntuales, alumnado inmigrante o alumnado con discapacidad, no
contemplan que ésta realidad social que potencia la inclusión pueda estar
presente en sus aulas. No parece estar en sus idearios que ésta población
real pueda estar sentada en sus mismos pupitres. No al lado de ésta
pretendida élite.
- Y es que
consideramos que si alguien propusiera tratar las diferencias agrupando a
los alumnos y alumnas por su nivel social, sería tachado de clasista y de anacrónico,
aunque, en realidad, ese es el efecto final de la política de
privatización que promueve las decisiones del Ministerio de Educación,
canalizando sus políticas segregadoras a través de la LOMCE.
- De otro
lado, consideramos que los estudios más serios y contundentes afirman que
las diferencias atribuidas al sexo
no son las únicas ni las más influyentes en el aprendizaje: importan
más las diferencias sociales. Diferencias que, pese al intento igualador
del sistema educativo, condicionan en gran medida el nivel de
expectativas, la probabilidad de completar los estudios, la disposición
intelectual, etc.
- Además, creemos que las diferencias no se
resuelven segregando, sino tratándolas en el aula. Los
comportamientos machistas o violentos, las actitudes pasivas o
subordinadas, se vuelven invisibles y, por tanto, intratables, en una
educación segregada. Las desigualdades han de ser explícitas para que se
puedan combatir. Lo que se requiere es una mejor formación de los
docentes, para que puedan incorporar en el currículo el mandato de la
igualdad y la atención cualificada a las diferencias. Y eso es,
precisamente, lo que nunca querrían tener que hacer quienes se han
apresurado a eliminar la única materia, Educación para la Ciudadanía, que
en ausencia de verdadera transversalidad, procuraba esa dimensión.
- Pero,
sobre todo, creemos que mezclarlos supone la posibilidad de ayudarles a
comprenderse, a valorar lo positivo de unas y de otros, a establecer lazos
de amistad, a desinhibirse en su trato con las personas del otro sexo… a
convivir de manera natural, en una palabra.
- Y es que, en definitiva, aunque respetamos el derecho de las familias a elegir el modelo educativo que quieran para sus hijos, nos mostramos totalmente en contra de que un tipo de educación que vulnera gravemente los avances científicos y el principio constitucional de igualdad de la ciudadanía, sea pagada con dinero público.
CONVIVES
Desde diferentes lugares, a 25 de abril de 2018